Apple mira hacia China con el mismo cuidado o más que siempre ha hecho hacia Estados Unidos, el hasta hace poco (y en realidad, aún siegue siendo así) su objetivo de mercado preferido y, en ocasiones, prácticamente el único al que realmente se preocupa en ilusionar y seducir y no simplemente en sentarse a ver cómo le llueven los beneficios para presumir en la Keynote de turno.
Mañana sábado, a eso de las 10 de la mañana hora local de China, la Apple Store de Chongqing abrirá por fin sus puertas, convirtiéndose en la segunda tienda de la nueva hornada en hacerlo, tras la de Hangzhou, ambas avanzadillas de las que todavía están por venir antes de las celebraciones del Año Nuevo Chino.
Cuando Apple presentó sus cuentas del primer cuarto de 2015, a pesar de los increíbles beneficios obtenidos, récord histórico y señal indudable de la estupenda salud de la que goza actualmente la compañía de la manzana (más sana que una ídem), no nos resistimos a poner "peros". Que si no se habló de los iPods, que si los iPads están de capa caída... ¡como si ganar 9.000 millones de dólares fuera pecata minuta!
La semana pasada os mostrábamos el espectacular mural caligrafiado por el maestro Wan Dongling que cubría la fachada de la tienda que Apple estaba a punto de estrenar en la ciudad china de Hangzhou y que había sido retirado pocos días antes de su presentación al público.
Apple lo está apostando todo al mercado chino y lo hace con motivo. Un mercado como el del gigante asiático es a día de hoy el pastel más apetitoso para todo tipo de multinacionales, ansiosas por participar de los beneficios potenciales que supone con un papel preponderante en el país.