Uno de los accidentes más comunes que les sucede a los propietarios de un iPhone, junto que se moje, probablemente, es que dañen la pantalla del smartphone. Repararla de manera oficial suele resultar caro para muchos bolsillos y eso provocaba que se recurriese a terceros para hacerlo, lo que automáticamente invalidaba la garantía.
Reconozcámoslo, nos morimos de ganas por que llegue de una vez el próximo iPhone. La generación que conmemorará el décimo aniversario del modelo original está despertando tanto interés a raíz de los rumores que hemos ido conociendo estas últimas semanas, que probablemente lo convierta en el más esperado desde precisamente ese primer iPhone que lo cambió todo.
Apple apuesta sin duda por un cambio de diseño en su gama iOS para volver a calar hondo entre sus potenciales usuarios y recuperar esa cuota de mercado perdida que muchos asocian con la sensación de pérdida tanto de la sensación de novedad como de estancamiento tecnológico que muchos achacan a las últimas generaciones del iPhone.
A finales del pasado 2015, os anunciábamos que Japan Display, LG y Samsung se postulaban como los proveedores de las pantallas de las futuras generaciones del iPhone, cuando en Apple decidan dar el salto de las actuales LCD a la tecnología OLED.
La semana pasada, LG publicaba en su blog corporativo que el futuro estaba en las tecnología de súper alta resolución, en las pantallas 8K, que superarían hasta 16 veces la cantidad de píxeles de los actuales dispositivos Full HD.
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