¿Por qué los productos de Apple son tan caros?

¿Por qué los productos de Apple son tan caros?

Escrito por: Carlos Villar    25 febrero 2019     3 minutos

El precio final de un Mac o un iPhone va mucho más allá de los costes de producción, abarcando las inversiones en desarrollo y la particular filosofía de Apple que les ha llevado al éxito.

Seguramente si posees un Mac, un iPad o un iPhone hayas tenido que escuchar con cierto retintín por usuarios de otras marcas y plataformas que sí, que estarán muy bien y todo lo que quieras, pero son demasiado caros. De hecho no hace falta que nadie nos lo diga, basta con proponerse comprar uno nuevo para darnos cuenta de que sí, baratos, lo que se dice baratos, pues la verdad es que no son.

Y no es una cuestión baladí para la típica discusión fanboy, una de las causas que se manejó para la supuesta decepción de las ventas de la nueva generación del iPhone XS es el elevado precio del mismo, consecuencia de una escalada que el dispositivo ha ido experimentando año tras año. Sí, los productos de Apple son caros, pero ¿Es eso un problema? ¿Mejoraría las ventas abaratar el precio final de los mismos?

Muchas de esas críticas no sólo hacen referencia al precio final del producto, si no que cuestionan tanto el margen de beneficios del que siempre hablan los analistas entre el coste de fabricación y ese precio de venta al público o la estrategia de Cupertino por no ofrecer una línea más «asequible» para los usuarios.

La semana pasada, durante una conferencia en la Universidad de Elon, un estudiante preguntaba a Jeff Williams, el Jefe de Operaciones (COO) de Apple, si en la compañía tenían pensado reducir los precios teniendo en cuenta precisamente este margen de beneficios y su respuesta ejemplifica a la perfección no sólo por qué los productos de la marca cuestan lo que cuestan, si no toda la estrategia que rodea al asunto.

Jeff Williams

Williams califica los análisis sobre los costes de desarrollo y producción que se publican como uno de los mayores quebraderos de cabeza en su vida desde que se incorporase a la compañía de la manzana en 1998. Según él, esos supuestos analistas expertos en la materia no entienden realmente cómo funcionan las cosas en la empresa, el coste de lo que hacen y el cuidado, la atención e incluso el cariño que se pone en todos los productos de Apple.

Y ha puesto como ejemplo un caso que simboliza perfectamente el asunto: para desarrollar el medidor de actividad que incluye el Apple Watch, se creó todo un laboratorio de fisiología que incluía a cuarenta enfermeras y más de diez mil participantes de prueba sobre los que construir las especificaciones.

No se trata de buscar presumir de ser una compañía elitista y apta solo para unos elegidos. En Apple son conscientes de que mucha gente los ve así, pero en realidad estamos ante una empresa que invierte mucho dinero, tiempo y esfuerzo en lo que hace y es normal que esto se refleje en el precio final de sus productos, que recogen lo mejor de ese desarrollo, diseño y efectividad. Además, mucha gente identifica (casi siempre con razón) a los productos de mayor precio como de mayor calidad que los más asequibles y esto siempre añade un halo de prestigio que ayuda a posicionarse en el mercado.

Como estaréis cansados de escuchar, a veces lo barato termina saliendo caro. Y ese nunca va a ser el caso de Apple.


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