Swiftkey, mi privacidad no se toca

Swiftkey, mi privacidad no se toca

Escrito por: Eliezer López   @EliezerLopez    11 julio 2014     2 minutos

Una de las novedades que presentó Apple en relación a iOS 8 en la WWDC fue la sorpresa de poder instalar en nuestro iPhone teclados de terceros, algo que verdaderamente sorprendió a los desarrolladores tratándose de iOS, ese sistema operativo móvil cerrado que sólo controla Apple.

La verdad es que esto ya venía funcionando desde hacía mucho en Android. De hecho hoy conocemos una noticia que nos deja con la boca abierta: Swiftkey, el teclado de terceros más famoso en Android, ha aumentado en un 54% el número de usuarios desde que dejó de ser de pago.

Sin embargo, hay algo que me escama bastante en este tipo de aplicaciones: la privacidad. En el momento en el que Swiftkey se volvió gratuito en Play Store decidí darle una oportunidad, descargarlo y probarlo en mi Nexus 5.

Un par de horas fueron suficientes

Lo primero que aparece nada más instalarlo es: ¿Desea que Swiftkey aprenda sus palabras y se las sugiera mientras usted usa Swiftkey? (no fue así textualmente, pero la intención era esa). Aunque al principio lo leí con un poco de recelo, finalmente acepté. Un par de horas más tarde tuve que introducir en un servicio mi nombre de usuario y contraseña, y automáticamente pensé: ¿qué impide a Swiftkey almacenar aprender también mis contraseñas? Al día siguiente, desinstalé.

Mi pregunta es: ¿pasará lo mismo con Apple? Siempre se ha caracterizado por querer controlarlo todo; y sinceramente, me gustaría que lo siguiera haciendo, al menos en todo lo relacionado a la seguridad y privacidad de sus usuarios. No me importa que Apple tenga mis datos (de hecho ya los tiene), lo que sí que me importa es que un tercero, mediante un teclado, pueda tener la posibilidad de acceder a todo lo que soy en la red… Siendo extremos, es un tema MUY preocupante.

En la WWDC, Craig Federighi dijo que los usuarios tendrían que aceptar que estos teclados tuvieran acceso a cierta información personal, tales como tarjetas de crédito o direcciones físicas. Al parecer no estamos tan protegidos como pensábamos.