A Apple le han venido cayendo una serie de hachazos en Estados Unidos acerca de su política fiscal. Por un lado se le achacaba que no pagaba los impuestos que le corresponde tributar en el país y, por otro, figuras tan opuestas como Donald Trump o Bernie Sanders requerían que trajese de nuevo su producción a territorio americano.
Cuestionada recientemente tanto por su política fiscal a la hora de tributar impuestos o por la no siempre suficientemente clara garantía del plan de protección AppleCare en el viejo continente, Apple ha decidido mostrar orgullosamente su contribución a la economía Europea.
El Senado de los Estados Unidos ha aprobado el acta anti discriminación en el trabajo, una propuesta a la que el CEO de Apple, Tim Cok, había mostrado públicamente su apoyo a través de una columna de opinión abierta en The New York Times.
A pesar de que llamó muchísimo la atención en el momento de su lanzamiento, provocando un sinfín de especulaciones y portes a otras plataformas de la compañía (e incluso a la TV), lo cierto es que Siri, el asistente de voz incluído en las últimas versiones de iOS, ha terminado pasando más desapercibido de lo que seguramente Apple quisiera.
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