Desde luego, la personalidad de Angela Ahrendts se está empezando a sentir en las tiendas físicas de Apple, ya no solo en su estrategia de expansión en China (y en el resto del mundo), si no también en la política que se aplica en las mismas.
Ayer lunes, con motivo de la celebración en Estados Unidos del Martin Luther King, Jr. Day, hablábamos del compromiso de Apple con las actividades sociales y en particular hacíamos referencia a la lucha por los derechos de la comunidad LGBT o con la diversidad racial entre sus empleados.
Hace tiempo, yo trabajé ocasionalmente en un departamento en el que, cada vez que abandonabas el recinto al finalizar tu jornada de trabajo, tenías que pasar invariablemente por el registro de los de seguridad, que investigaban mi mochila o mi bandolera para evitar que sacase sin permiso ningún dispositivo de propiedad de la empresa.
Decíamos ayer que los empleados de Apple estaban probando ya una versión casi definitiva de iOS 7.0.3, puliéndolo un poco como paso previo a su lanzamiento al público en general y parece que el hecho de que los trabajadores de la compañía sean los encargados de testar el software no es un hecho aislado, ya que en las oficinas de Cupertino también se están probando otras actualizaciones.
A finales del mes pasado, Apple lanzaba a bombo y platillo una de las actualizaciones más esperadas de su Sistema Operativo para dispositivos móviles. Muchas eran las esperanzas depositadas en, posiblemente, la versión más importante del software para el iPhone, con sus radicales cambios de interfaz, el rediseño estético y las nuevas prestaciones y aunque no ha dejado indiferente a nadie, no siempre ha sido por los motivos deseados por Apple.
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