Tal y como ya adelantábamos en DescubreApple, el evento de ayer fue el escaparate perfecto para el lanzamiento de la nueva generación del iPad Pro. Un hecho que no nos cogió a nadie por sorpresa, ni siquiera en la mayoría de los aspectos de diseño y características de la tableta de gama alta de Apple.
Cuando hablamos de los diferentes productos de Apple, casi siempre nos detenemos más en sus funciones, en los simples números de sus características o en otros aspectos como el diseño exterior o la experiencia del usuario. Pocas veces nos detenemos en echar un vistazo a otro aspecto de su diseño como es su interior.
La obsolescencia programada puede que sea uno de los asuntos más controvertidos al que se enfrentan actualmente fabricantes y usuarios. ¿Es legítimo desarrollar un dispositivo con la vista puesta en "matarlo" antes de tiempo? ¿En ponerle barreras de Software para minar su rendimiento y forzar a adquirir uno nuevo más pronto de lo habitual? ¿Se debería incluso permitir impedir repararlo o dificultarlo siquiera?
Dejado atrás el problema del ChargeGate, vamos a centrarnos hoy en otro problema que parece afectar a la nueva generación del iPhone y que comparte raíz en la denominación, aunque para nada en el concepto. Nos estamos refiriendo al BeautyGate.
Estos días han ido apareciendo casos de algunos iPhone, desde el iPhone 8 al iPhone X o los nuevos iPhone XS, que se quedaban completamente inutilizados, atrapados en una especie de bucle de reinicio en el que la pantalla se quedaba en negro y mostrando la habitual "rueda giratoria" que suele aparecer en los reinicios normales.
Si iOS 12.0.1 se desarrolló relativamente tan rápido fue con el propósito de solucionar lo antes posible los problemas que algunos usuarios habían detectado en el sistema operativo y que deslucía la experiencia de los flamantes iPhone Xs y iPhone Xs MAX, con el ChargeGate quizás como el más conocido de todos ellos.
Apple siempre ha tenido un "problema" con el tipo de conectividad de sus dispositivos móviles. Lo pongo entre comillas porque es una consideración mía que no parecen compartir los responsables de los diseños de la compañía, que se empeñan en elegir puertos propietarios que beneficien económicamente gracias a los adaptadores en vez de adaptarse, valga la redundancia, a las tendencias del mercado mundial.
Ya lo hemos dicho en más de una ocasión: la seguridad en Internet es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrentan usuarios, desarrolladores y fabricantes del sector tecnológico. Cada vez más datos relevantes de nuestra vida personal y profesional viajan o se almacenan en La Red y por eso los protocolos de seguridad y privacidad deben ser una barrera infranqueable a prueba de usos indebidos.
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